jueves, 24 de junio de 2010

El Diluvio y las inversiones del campo magnético terrestre

El Diluvio y las inversiones del campo magnético terrestre


Es bien conocida la existencia de un eje bipolar magnético terrestre que es el que produce la desviación hacia el norte de una aguja imantada. En cierto modo la Tierra se comporta como un gigantesco imán, y el campo magnético se nos muestra sabiamente diseñado para favorecer la vida humana en nuestro mundo, pues nos protege de los efectos nocivos del viento solar, de las tormentas magnéticas solares, etc. Durante muchos años el magnetismo era conocido y utilizado por el hombre (sobre todo en navegación), sin embargo no había una explicación científica para describirlo. En 1820, el físico danés H.C. Oërsted descubrió que una corriente eléctrica circulando por un circuito produce un campo magnético, principio físico en el que se basan los motores. Entonces los científicos se preguntaron si una corriente eléctrica sería también la causante del campo magnético terrestre. Pero un motor lleva asociado una fuente de energía (gasoil, gasolina, etc.), y la corriente se desvanece casi instantáneamente cuando esta fuente energética se corta. Si hubiera una corriente eléctrica produciendo el campo magnético, entonces ¿cuál es la fuente inagotable que la mantiene?.
En 1831 llega otro descubrimiento importante, ahora por el físico Michael Faraday, que encuentra que un campo magnético variable induce un potencial eléctrico, la base de los generadores eléctricos. Así se fue gestando la “teoría dinamo” del campo magnético terrestre, defendida por los partidarios de la tierra vieja. Según esta hipótesis en el núcleo externo (outer core) abundaría material Ni-Fe fundido por el que circularía una fuerte corriente eléctrica circunvalando el eje NS, ésta produciría un campo magnético trasversal. La corriente eléctrica iría desvaneciéndose, entonces el campo magnético iría disminuyendo, por lo cual induciría una corriente eléctrica inferior pero en el mismo sentido que la original, y como consecuencia, un agotamiento de la fuente de energía no significaría el cese súbito del campo magnético, sino un decaimiento.
En 1971, Dr. Thomas Barnes, un físico creacionista, después de comprobar los registros del campo magnético existentes desde 1835, observa que éste ha decaído en un 7%, y establece la llamada teoría del “free-decay”, según la cual el campo magnético estaría decreciendo en un porcentaje cada año, y así perdería la mitad de su intensidad cada 1400 años. Entonces, según Barnes, sería imposible que tal decremento pudiera haber durado más de 10.000 años, pues entonces la intensidad del campo magnético habría estado originalmente en límites imposibles.

Los defensores de la tierra vieja protestaron, con toda razón, pues este ratio de decrecimiento no ha sido siempre el mismo, puede haber sido diferente en el pasado y además hay evidencias en los registros arqueomagnéticos[1] que el campo magnético ha invertido su polaridad varias veces. Los evolucionistas defienden la hipótesis de la “dinamo auto-sostenible”, y han incorporado modelos computacionales que soportan estas inversiones en la polaridad, sin embargo tienen problemas para explicar el drástico “free-decay” de Barnes. Tampoco explican cómo comenzó la corriente inicial, que no es una cuestión banal.
El físico creacionista Dr Russell Humphreys[2] modificó el modelo de Barnes con una teoría que tiene en cuenta los efectos de un conductor líquido, en consonancia con el modelo de placas tectónicas de Dr John Baumgardner[3]. El mismo corrimiento de placas que propició el diluvio sería la causa de las inversiones de la polaridad magnética. El rápido movimiento tectónico estaría implicadas en el drástico enfriamiento de las zonas más externas del nucleo (del “outer core”). Durante el año del Diluvio habrían ocurrido casi todas las inversiones (cada una o dos semanas). Tras el diluvio y la división continental habrían quedado algunas fluctuaciones debidas al movimiento residual. Sin embargo la serie de inversiones en la polaridad no modifican básicamente el free-decay de Balmer.
Para probar la validez de su modelo Humphreys propuso la siguiente prueba: las inversiones de de la polaridad podrían haber quedado registradas en las rocas volcánicas, que se hubieran enfriado en semanas durante el diluvio, así por ejemplo, en un delgado flujo de lava la parte del exterior se habría enfriado antes, digamos con polaridad +, mientras que la zona más interna se habría enfriado unas semanas después, teniendo ya polaridad inversa. Tres años después de esta predicción, los investigadores Robert Coe y Michel Prévot encontraron una fina capa de lava que se había enfriado en 15 días y mostraba dos zonas opuestas con una diferencia de 90º en la dirección del campo magnético[4].

NOTAS:


1. El método del arqueomagnetismo consiste en leer la orientación magnética impregnada en antiguos materiales ferromagnéticos quemados, tales como fogones, hornos o cerámicas. Los datos arqueomagnéticos tomados de distintos lugares indican que la intensidad del campo magnético terrestre hace 1000 años era un 40% superior al actual, y desde entonces viene decreciendo permanentemente. En los últimos 20 años ha disminuido en un 1.7%.
2. Esta teoría del Dr. Russell Humphreys está ampliamente explicada en su artículo: http://static.icr.org/i/pdf/technical/Physical-Mechanism-Reversals-of-Earths-Magnetic-Field.pdf
3. Repasar la entrada [11 Junio 2010]
4. R.S. Coe and M. Prévot, Evidence suggesting extremely rapid field variation during a geomagnetic reversal, Earth and Planetary Science 92(3/4):292–298, April 1989.

[Créditos: La imágen 1 es propiedad de Peter Reid/SCI FUN, peter.reid@ed.ac.uk , la imagen 2 procede de http://www.answersingenesis.org/
La imagen 3, y parte de lo aquí escrito, está tomada del artículo citado en la nota 2. También se han sacado datos de http://creation.com/]







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